Me siento cada día más oxidada por no tomar los libros arrumbados que están adornando el escritorio.
Los veo con cara de extraños y, la verdad, siento penita por no tener fuerzas para devorarlos.
El sentimiento de culpa me invade cada vez que escribo y veo que mi vocabulario se va reduciendo a consecuencia de lo anterior.
Percibo que muchas cosas se reducen: el tiempo para leer, el tiempo para escribir, la energía para realizar las actividades que me gustan, las horas de sueño, los momentos de inspiración, las tardes largas de música y café, las caminatas por la plazuela, los lugares íntimos para estar conmigo, los pasos en las galerías de arte, mi ánimo por el ejercicio, los días que tengo para charlar con los amigos que se me van, las caladas de mi cigarrillo, los fines de semana con él, mis días de "señorita", los pagos de mi autito (menos mal), las tertulias de viernes, la trova...
Y lo que va en aumento: los kilos acumulados en mi cintura, mis ganas de dormir por las tardes, el hambre de letras propias y ajenas, mis gastos semanales, la espera de una quincena de paga, el trabajo de las clases, la burocracia escolar, la sed de justicia en todo lo que veo, mi felicidad por estar en sus brazos, las horas para amar y ser amada, la información que da vueltas en mi cabeza, las horas de desvelo, el tiempo que comparto con mi madre, mi cansancio al salir del trabajo, la nostalgia por viajar y conocer el mundo, la ansiedad por lo que me depara la vida, las ideas utópicas de mejorar el planeta, la experiencia de llegar casi a 30...
De mis desordenadas ideas haré un mosaico para que por lo menos adornen mi mente, algo haré con los libros y las palabras que he perdido.
Habrá que buscar el bello balance entre lo reducido y lo aumentado, nomás para ser simplemente feliz.
Confesiones que me debo
Lo que es no saber
Bien mal, mal bien
me siento, me giro
cierro los ojos, cierro el destino
o lo abro, ya no sé.
Impaciente, ya estoy en desespero
poco sueño... de eso poco sueño mal
o no entiendo lo que sueño
(ya sé que dirás que para qué quiero entender)
bah!
Y espero, mucho espero, pero no sé
con precisión qué.