Una mujer desnuda, pero no en lo oscuro, como dijo Benedetti.
Yo desnuda, sin sentir el frío de la noche de jueves, sin sentir las miradas sobre mi cuerpo en blanco.
Me siento libre de todo pecado, de toda piedra.
Siento la caricia de la luna sobre mi espalda queriendo arroparme.
Todo es una escena surrealista de mi cabello agitado por el viento y mi expresión agradecida por tan sutil detalle.
Yo mostrando lo que soy en realidad, yo desnuda ante la claridad del mundo.
Yo bailando entre los brazos de la música, yo rindiendo culto al amor.
Al final, yo desnuda entre los sueños del universo recitando los poemas de la noche.
Exposición lunar
Desempolvando un poco...
Hacía tiempo que no recordaba este lugar.
Creo que es uno de esos recovecos de mi ser donde solía añorar y contar historias de amor.
Al regresar me dio la impresión de ser un cuarto iluminado por el sol de media tarde, tan color ámbar, con ese tapiz con olor a viejo...
Leí la descripción del blog como si fuera un redescubrimiento: me fascinó la idea de un lugar donde los sueños se transformen en soles.
Es, en definitiva, la otra parte de mí.